El cómo te mueves va de la mano con lo que sientes y piensas. Es una expresión de lo que te pasa por dentro. Afecta directamente tu salud y bienestar.

El cómo te mueves es tu postura, una actitud en la vida.

No tu postura como una posición fija a mantener. Nada que ver con una espalda recta o ejercicios para fortalecer partes del cuerpo.  Si lo haces así-  si mueves, fijas, relajas o tensas partes separadas de tu cuerpo para moverte – tarde o temprano te va a doler. O vas a estar incómod@.

Me refiero a tu postura como tu manera de moverte, de un momento a otro. Tu manera de cortar tus verduras, de lavarte los dientes, de hablar por teléfono.

Me refiero a tu postura en su sentido más amplio. Teniendo en cuenta a todo tu organismo, toda tu persona; dentro tuyo y en relación con el exterior.

Porque todo, dentro y fuera, está interrelacionado.  Y continuamente cambiando.

Miss Goldie, alumna directa de F.M.  Alexander, le solía repetir a mi primera profe que “lo que era bueno para ti hace 5 minutos a lo mejor no lo es ahora mismo”.

Estos días, de tan rápidos y extremos cambios, me ayudan a recordar esta necesidad de renovar y volver a renovar mi manera de adaptarme a la necesidad del momento.

Es por eso que mi intención y atención son claves.

Para responder a la vida en vez de reaccionar;
Para responder a lo que me está pasando y no a lo que me ha pasado;
Para ser más yo en el mundo, y menos lo que siempre había sentido que soy, o que tengo que ser;
Para estar cómoda dentro de mí, dentro de mi día a día, no solo cuando todo va fácil y bien sino en todo momento si lo deseo.

Allí en lo que pasa entre un estímulo y mi reacción o respuesta;
Allí en la conexión entre mi intención y atención  y sus efectos en mis músculos;
Allí está la base de la Técnica Alexander y por eso me fascina tanto. Para mí, no deja de ser un proceso constante de aprendizaje, toda una espiral.

¿Y tú? ¿Cómo te mueves en tu día a día?  ¿Cómo te mueves en tu vida?