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Ayuno intermitente, ¿qué es y cómo afecta a tu salud?
11/02/2021
Área de Salud Dietética de COS

En general todos somos conscientes de la importancia de la higiene exterior de nuestro cuerpo, realizándola a diario de forma sistemática, y en cambio, no tenemos integrada la necesidad del mantenimiento y la higiene interior. El ayuno intermitente es una de las herramientas que podemos utilizar para ello.

El ayuno intermitente se basa en la observación de los ciclos circadianos de nuestros antepasados. En aquella época el ser humano funcionaba según las horas de sol, despertándose con los primeros rayos y acabando sus actividades cuando éste se escondía; por la mañana despertaban y comenzaban a caminar en busca de alimento pudiendo pasar varias horas hasta su primera comida, de esta manera realizaban un ayuno nocturno que duraba entre 15-16 horas y un período de 8-9 horas de ingesta de alimento.

En este período de descanso digestivo, el cuerpo puede centrarse en las funciones de limpieza y mantención, reequilibrando el funcionamiento del organismo, ya que si no le damos tiempo para que elimine las toxinas, el cuerpo las acumula en los depósitos de grasa hasta cuando tenga tiempo para liberarse de ellas, evitando así que queden circulando libres. Pero este es un recurso de emergencia que, si se vuelve habitual, comenzamos a tener problemas de acumulación de grasa, hinchazón, inflamación, problemas digestivos, siendo el inicio de la mayoría de las enfermedades.

Antes de ponerlo en práctica es recomendable llevar una alimentación saludable, y equilibrada, en la que abunden los vegetales y los alimentos naturales, sin olvidar la actividad física que puede ser simplemente caminar unos minutos al día y estirar nuestro cuerpo.

Hacemos hincapié en los alimentos naturales, ya que los industrializados son de menor calidad nutricional, hechos para reducir los costes de producción y conseguir saciedad, por lo tanto, carecen de muchos principios activos, de micronutrientes y macronutriente, y someten a nuestro cuerpo a un gran trabajo metabólico que consume mucha energía sin nutrirlo realmente.

¿Qué es el ayuno intermitente?

Es el descanso digestivo que se le da al cuerpo entre la cena y el desayuno del día siguiente, evitando ingerir calorías y alimentos sólidos. Para obtener los beneficios de este descanso se suelen dejar transcurrir entre 12-16 horas de ayuno, ya que a partir de las 12 horas se activa el proceso de autofagia, en el que el cuerpo utiliza sus propias reservas (principalmente grasa) para convertirlas en energía, a la vez que los niveles de glucosa e insulina son bajos.

¿Qué beneficios tiene?
– Ayuda a eliminar desechos metabólicos: células muertas, bacterias, moco intestinal o restos de comida.
– Equilibra las funciones metabólicas.
– Disminuye la inflamación crónica y por lo tanto las enfermedades.
– Ayuda en la pérdida de peso o a mantenerlo estable.
– Mejora la presión arterial.
– Mejora la resistencia a la insulina.
– Sensación de ligereza.
– Más energía. Al disponer de una glucemia e insulina más baja en ayunas, el organismo    libera hormonas que permiten una mayor actividad cerebral que nos hacen estar más atentos durante el día (hormona de crecimiento, glucagón, cortisol, adrenalina).
– Mejora la salud de los intestinos, pues el ayuno les da un buen respiro.
– Mejora la digestión (reduce la hinchazón, inflamación, molestias digestivas).

¿Quiénes pueden realizarlo?
Lo podría realizar cualquier adulto. Este tipo de ayuno no tiene ningún riesgo, pero es importante no caer en la obsesión, pues tan solo se trata de una herramienta más para mejorar nuestro estado de salud.
Hay dos casos en los que se necesitaría acompañamiento profesional: diabetes y personas que estén muy estresadas (física o psicológicamente). En este último, la adrenalina muy disparada puede estar provocando que recurran a la comida para paliar su nerviosismo y si se le somete al ayuno, tal vez su estado basal de nerviosismo se puede disparar aún más.

¿Por cuántos días se debe realizar?
Cada uno debe encontrar la forma de ayunar que más se adecúe a sus necesidades y estilo de vida. No hace falta hacerlo cada día, pudiendo comenzar un par de días a la semana con 12 horas de ayuno, y observando cómo te sientes para ir progresivamente aumentando las horas de ayuno y/o los días a la semana. Quizás puedes realizarlo un par de días al mes o buscar la fórmula que sea más cómoda para ti, sin caer en la obsesión.

¿Qué puedo beber durante el ayuno?

Estrictamente para no romper el ayuno no se puede ingerir nada sólido ni nada que aporte calorías. Se pueden beber líquidos sin edulcorantes como agua e infusiones. El café o té siempre que no afecte en tu sistema nervioso, ya que esto provocaría liberación de cortisol y un aumento de la glucosa en sangre, lo que cortaría el ayuno.

Pero lo más importante es que puedas integrar el ayuno intermitente en tu vida para que sea sostenible en el tiempo y poder disfrutar de sus beneficios. Por tanto, es importante aprender a observarte y sentir que necesita tu cuerpo de forma que esta herramienta sea un aporte a tu salud.

¿Para romper el ayuno, qué debo comer?
Dependerá del objetivo que quieras conseguir. Si lo que quieres es darle un descanso al cuerpo para que reequilibre sus funciones y haga una limpieza profunda de toxinas, podrías romperlo comiendo algo de fruta, zumos verdes, frutos secos o tu desayuno habitual intentando que sea sano (productos lo más naturales posibles, evitando los alimentos procesados industrialmente).

Si tu objetivo es acelerar el metabolismo para bajar de peso, sería recomendable romperlo comiendo grasas y proteínas: huevos, aguacate, frutos secos, carne, pescado, olivas, aceite de coco, etc.

Como ves la práctica de este ayuno es fácil y sin riesgos, pudiendo adaptarlo según tu ritmo de vida y tus posibilidades, recordando siempre que es sólo una herramienta que debe ir en equilibrio con el resto de las acciones asociadas a la búsqueda de la salud, como el deporte, el descanso, la alimentación saludable limitando los productos procesados y los tóxicos, priorizando productos naturales, de temporada, frescos y en lo posible ecológicos.

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