EL BLOG DE COS
La depresión posparto
05/06/2018
Maria Ortí

El posparto es la luna de miel de la nueva vida que estamos estrenando.
Unos días o semanas en los que nos conocemos, intimamos y buscamos el equilibrio entre lo que sentimos y sienten los demás.

La manera más fácil para que esto se dé es a la intimidad, siguiendo lo que el instinto nos dice, disfrutando de la proximidad de los cuerpos, oliendo hormonas, sintiendo el placer de enamorarnos.

Después del parto nuestra mente y emociones dedicarán tiempo a situar el parto. Lo recordaremos y lo reviviremos y el tipo de vivencia que hayamos tenido hará más o menos tranquilizador al postparto. Las hormonas ayudan. Los cambios hormonales permiten sentir emociones y sentimientos con facilidad y así poder mirarlas y superarlas.

Es la primera vez que una mujer es madre de su criatura: deben reconocerse, oler, tocar, mirar y escuchar. La madre está desbordando de alegría, quiere mostrar a su bebé ya la vez puede que se sienta insegura o sola, ya que no estamos acostumbradas a criar demasiado acompañadas, ni a reforzar la confianza de los demás humanos.

Mientras, la ropa, platos y cosas por hacer se acumulan. Y mamá, tía y vecina nos explican qué les pasó a ellas, como debemos hacerlo, nos hacen saber todas sus dudas respecto a lo que estamos haciendo… y debemos sentirnos felices aunque no nos reconozcamos al mirarnos en el espejo, nos pasamos el día con la teta fuera, olemos a yogur y no dormimos más de 3 horas seguidas.

¡Qué panorama!!

El posparto es un proceso que debe tratarse con respeto y con amor, sea cual sea el parto. Si la mujer entiende lo que ha vivido y se siente bien acompañada y respetada, siente que ha parido (sola o con ayuda) y si hay un proceso traumático, puede tenerlo en cuenta, podrá entrar en el posparto con la seguridad que puede seguir adelante.

Si, además, el entorno la apoya en sus decisiones, permite que escuche su sentir, confía en ella, le deja su espacio y tiempo y procura que el nido esté seguro y acogedor la depresión posparto, ¡es pura anécdota! !

 

Este artículo apareció en los monográficos Musas de la Maternidad de Sara Cendan, 2017

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