Leyendo este artículo podrá saber qué se encontrará cuando haga una visita de medicina tradicional china a Cos.
Ante todo, la persona que viene explica cuál es el motivo de consulta. Generalmente es un síntoma o un conjunto de síntomas, a veces aparentemente inconexos.
Entendemos que los síntomas son una manifestación de una distorsión del equilibrio interno y el tratamiento irá enfocado a restablecer el equilibrio. Así, el propio cuerpo podrá hacer desaparecer los síntomas.
Mediante todo un abanico de preguntas relacionadas con el aspecto físico físico, pero también algunas del aspecto mental y emocional nos podremos hacer un cuadro completo del estado energético interno.
Además, disponemos de otras dos herramientas para hacernos una idea del cuadro: la palpación y la observación (tradicionalmente se utilizaba la olfacción, ahora simplemente se consigue esta información si el usuario refiere en su explicación algún olor particular de sudor, orina,…). Observando la lengua, su color, su forma, las fisuras o marcas que puedan existir, la presencia o no de capa lingual y sus características, tenemos información objetiva del estado energético de los órganos internos. La lengua tarda en cambiar, así que lo que nos ofrece es una información “histórica” o de base, que en el momento presente puede ser algo distinta. De la misma forma, con el tratamiento correcto, la lengua se irá modificando, ya que es un reflejo del estado energético interno.
Otras pistas internas nos las da la coloración de la cara y de las manos, donde también hay zonas que reflejan el estado de los órganos.
Para terminar el diagnóstico, nos servimos de la palpación. Con la palpación del pulso radial de ambas muñecas podemos saber muy detalladamente el estado energético actual de los órganos internos, y el general de la persona. Poniendo tres dedos en cada muñeca palpamos el Corazón, los Pulmones, la Melsa, el Hígado, y los Riñones, con su energía Yin y Yang. Hay 28 tipos de pulsos patológicos que se pueden percibir en cada uno de los 6 lugares, ya diferentes profundidades. También palparemos algunos puntos y/o canales de acupuntura para saber su estado.
Con todo esto ya podemos hacer un diagnóstico desde la perspectiva de la medicina china y saber hacia dónde debemos orientar el tratamiento y cuál es la raíz del síntoma. Y así se lo explicaremos al usuario, así como la naturaleza de los tratamientos y una orientación del pronóstico.
Existen dos tratamientos principales, la acupuntura y la fitoterapia. En la mayoría de casos lo más efectivo es una combinación de ambos, pero si alguna persona lo prefiere, puede optar sólo por uno de ellos, o combinar uno con otros tratamientos complementarios.
La acupuntura consiste en insertar en el cuerpo unas agujas muy finas y dejarlas unos 20-30 minutos, según el caso, mientras la persona está estirada, respirando profundamente en un estado de relajación. Con esto activamos la capacidad del organismo para reequilibrarse y curarse. Las agujas generalmente no duelen, se nota una pinchadita y después ya no se notan. Ponemos el mínimo número posible (unas 6 agujas) para provocar la mínima invasión y que el estímulo vaya más concentrado en fortalecer el organismo desde su origen.
Una vez puestas las agujas, podemos palpar el pulso y percibir los cambios que han habido internamente con el tratamiento que hemos realizado.
La fitoterapia es el otro tratamiento principal. Utilizamos fórmulas tradicionales de China, ya sea en formato de comprimido o de plantas en polvo. Tienen un efecto muy potente y pueden personalizarse para adaptarlas al máximo a cada persona.
Además, si el tratamiento lo requiere podemos añadir técnicas como la moxibustión, las ventosas, la craneopuntura, la aurículopuntura, el microsagnato, o la fitoterapia tópica. Y también, por supuesto, algunos consejos relacionados con la alimentación.
El objetivo del tratamiento es que los cambios sean profundos, duraderos y que aporten vitalidad y energía.