EL BLOG DE COS
Asma, un síntoma relacional
20/03/2017
Anna Delatte

Desde el enfoque sistémico el síntoma o malestar físico o emocional tiene cabida dentro de un sistema para recuperar el equilibrio del entorno y de uno mismo. A menudo el síntoma se desarrolla en un momento vital y queda aprendido como un automatismo frente a escenas resonantes, se activa ante situaciones que recuerdan ese momento de experimentar la impresión. La persona que ha visto a un león, huye corriendo ante el pelo de un gato.

Dan describe el síntoma de esta manera, dice sentir una contracción en el pecho y se señala el diafragma haciendo un movimiento con la mano extendida hasta convirtiéndola en un puño. Es asma.

Entiende que a los ojos de un psicoterapeuta la muerte de su madre a los dos años y medio por suicidio pueda ser un dato relevante a la hora de realizar una hipótesis en torno a la función del síntoma, entonces dos hermanas mayores y el padre son las que cuidan de él; esto ya lo tiene elaborado y lo que siente es que ha tenido que cargar con el sufrimiento de la familia pero que él estuvo protegido por distintos adultos ante la iracibilidad de una madre con la que no pudo llegar a vincularse.

Desde la psiconeuroinmunología, así como desde la medicina tradicional china, el asma suele sentarse sobre un sentimiento de “miedo vital”. Este miedo vital se ha configurado a través del espacio que ocupas en el sistema, por tanto, es un miedo que tiene que ver con un conflicto con otra persona muy vinculada; en caso de que nos ocupa podría tratarse del malestar y la preocupación de las hermanas que cogen el relevo de la madre después de su muerte. Este tipo de relaciones son descritas por expresiones como “el amor que ahoga”, y hacen referencia a un conflicto relacional de la persona que cuida al niño, ésta no sabe cómo gestionar el amor confundiéndolo con preocupación (sobre ). Como si amar fuera acaparar al otro y no poder desatarse. El niño o la niña no puede sentirse seguro porque está fusionado con emociones del progenitor que se traducen en miedos vitales que proyecta hacia el hijo. En el adulto esta situación puede generarle una nostalgia de un amor (normalmente materno) perdido, ansiado, nunca satisfecho.

Tiene una segunda hipótesis, dice, vinculada al debut del síntoma: él tenía 7 años y se siente abandonado por su padre, es una época de mucha conflictividad con la nueva pareja agravada por un embarazo no deseado pero llevado a cabo. Entonces las hermanas mayores se marchan de casa y el padre y su mujer se vuelcan con el nuevo nacido. En este mar de conflictos en el que afloran temas pendientes e interrogantes en torno al suicidio de la madre, él queda desatendido y nadie se da cuenta de que se pone en situaciones de riesgo.

Describe la casa en la que vivió su infancia como un espacio abierto, con jardín, donde el tiempo era relativo, siempre había música y el arte impregnaba el espacio. Se trataba de una familia numerosa y siempre había gente entrando y saliendo, curiosamente con el sentimiento de estar rodeado de muchas personas pero sintiendo la libertad para tomarte el espacio.

En las relaciones de pareja se reproducen aspectos no resueltos en la familia de origen que evocan respuestas similares con la oportunidad de hacer cosas diferentes. El grado de intimidad o proximidad de la relación vuelve a ser la de una relación familiar y allí se reproducen relaciones aprendidas con las figuras más significativas. Aina, la pareja por la que apuesta Dan, es una chica convencional a los ojos de su familia de origen y alternativa en comparación con las amigas. Hace dos años que salen juntos viviendo cada uno en su casa y ahora que se están planteando ser padres, Aina le propone a Dan ir a vivir juntos. El proyecto de vida de Dan con el que conecta y lo que le permite respirar hondo llenando de aire todo el pulmón, es un proyecto comunitario con personas con las que pueda compartir inquietudes. Aquí se pone en juego un entorno conocido, familiar (el de la casa paterna), a la vez que el proyecto de paternidad y el compromiso de relación se hacen un sitio entre el síntoma.

Curiosamente, dentro de las relaciones de pareja hay dos maneras muy distintas de entender el amor y qué significa amar. Por uno puede parecer que la fusión con el otro y el hecho de querer compartir el máximo espacio es proporcional al deseo que se siente y la necesidad de distancia es vivida como un abandono, mientras que por el otro el amor se muestra desde el respeto por el espacio del otro y una actitud contraria puede vivirse como una invasión.

En el inicio de la terapia planteamos el asma como un indicador de malestar que permitiría atender las emociones, darles voz y cambiar el rumbo de las acciones en caso necesario. El síntoma en este proceso ha sido un buen aliado y hemos podido observar cómo se volvía a colocar junto a una relación que se vivía como asfixiante para entenderse de diferente manera y para resonar con aquella escena primaria de una familia en duelo.

Una vez detectada la forma de funcionar de su sistema, Dan ha podido ir cambiando aquel patrón aprendido en el que se ahogaba ante una situación de resignación por una conexión con su parte más inquieta, motor o “fuego interior” que le permite realizar exhalaciones profundas que señalan que ya no le teme a la vida sino que la respira.

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