En los grupos de crianza a los que fui, a menudo hablábamos de la importancia de cuidarse. Normalmente se refería a un masaje, a una clase de yoga, a salir a correr o a quedar con las amigas
Alguna cosa que posiblemente formaba parte de tu vida premamá, y que, de todas formas, te alimenta y te ayuda a relajarte, descansar y disfrutar. Así puedes luego estar más felizmente disponible con tu peque.
¡Claro que sí! Ayuda muchísimo.
¿Y cómo te cuidas de momento a momento? ¿Cómo te cuidas ahora mismo?
Estas son las preguntas que me acompañaban en mi posparto, y que me siguen acompañando ahora.
Porque no siempre puedo tener un tiempo exclusivo para mí, y porque a veces lo tengo pero necesito más.
Porque la clase de Yoga, el ejercicio, el masaje o la salida con las amigas tardan un tiempo y se acaban.
Pero yo y mi hija (¡y la fuerza de gravedad!) estamos allá la gran parte del tiempo. Y cuando estoy con mi hija quiero seguir teniéndome en cuenta.
Para poder dar y dar, por supuesto que necesito el soporte mi pareja, de mi familia y amig@s, de la sociedad (en la medida de lo posible).
Pero independientemente del grado del soporte exterior con lo que puedo contar, también tengo la posibilidad de darme soporte desde dentro.
Y esta posibilidad no es muy conocida todavía.
Estoy hablando de un soporte muy tangible, físico, que se ve reflejado en mis emociones y pensamientos. En mi sensación de bienestar.
Estoy hablando de un soporte que viene de un darse cuenta y elegir. Un proceso simple que cualquiera puede usar. Solo hace falta conocerlo, e irlo practicando.
Este proceso es la base de la Técnica Alexander -para mí, una gran ayuda a la hora de cuidarme- y es lo que te invito a explorar en mis clases.
Para que cuidarte vaya de la mano con tu día a día.