Cada gestación es única, cada mujer y hombre que vive el embarazo en su cuerpo o en el cuerpo de su pareja, lo vive de manera particular y especial. Cada una de nosotros tenemos nuestras ilusiones, dudas, miedos y expectativas. Aunque siempre existen comunes, no podemos generalizar las vivencias de las personas.
Después del embarazo, se da el parto, y cada parte es como cada madre, padre y criatura configuran. Esta configuración viene dada desde la fisiología y con la información que se tiene, desde los mensajes que se reciben de la familia y de la sociedad, desde el carácter individual, desde la tranquilidad, desde la red y desde la acogida que ofrece el entorno.
Embarazo, parto y crianza son momentos de la vida lo suficientemente importantes como para poner conciencia.
Es un derecho de las personas recibir información completa y con esa información sobre la mesa, elegir. Durante el embarazo tenemos el derecho al que nos expliquen pruebas y analíticas, y tenemos derecho a expresar nuestras inquietudes al respecto. Todos los hospitales, si no hay complicaciones, deben asistir a los partos tal y como la mujer pide, sean cuales sean sus protocolos. De esto no estamos informadas, a veces pensamos que debemos seguir siempre las mismas propuestas. Una persona adulta es capaz de entender, valorar peros y contras y decidir. Sólo hace falta un poco más de tiempo para contar y reflexionar.
Y así dejar la puerta abierta para que cada uno lleve a cabo su propia elección y la viva a su manera. Y dejar salir todos aquellos deseos, instintos, modos de criar, etc. que ya llevamos dentro.