El interés de la osteopatía en bebés y durante la infancia, reside en la maleabilidad de sus estructuras craneales y tisulares. Todos los tejidos del cuerpo están conectados funcionalmente. Sin embargo, es probable que durante la vida gestacional, durante el parto o durante sus primeros meses o años de vida, se produzcan situaciones que generen alguna lesión tisular reversible. Por eso es relevante tratar a los bebés y niños y niñas.
La riqueza del abordaje osteopático recae en el diagnóstico manual, a través de la búsqueda del buen estado del tejido conjuntivo. El rol del osteópata es el de permitir a este ser único expresar su potencial físico, afectivo y emocional lo más cercano a sus posibilidades. Debe asegurarse de que no presente ninguna restricción que impida la expresión de ese potencial.
La osteopatía nos propone un abordaje global para poder armonizar el cuerpo del bebé o del niño/a, que a diferencia del adulto/a, no ha tenido tiempo de fabricar compensaciones o de encadenar lesiones tisulares.
La valoración pediátrica convencional no contempla la globalidad del tejido conjuntivo del bebé, lo que hace del abordaje osteopático una herramienta particular e imprescindible para el cuidado de nuestros pequeños/as.
Anatómicamente, los bebés no han terminado su crecimiento. Sus suturas craneales no se han fusionado todavía, tampoco sus huesos se han osificado, sus órganos siguen madurando. Sienten sus males y saben perfectamente que algo les duele o les molesta. Realizan gestos, llantos, movimientos bruscos para indicarnos que algo sucede. La eliminación de lesiones tisulares reversibles permite a las capacidades de autorregulación del cuerpo humano funcionar de forma óptima para manifestar su capacidad vital.
- ¿Qué trastornos pueden tratarse a través de la osteopatía pediátrica?Disfunciones asociadas a posturas intrauterinas. Ya sea por úteros tensos o duros, por las posiciones adoptadas por el bebé, o por traumatismos de la madre producidos durante la gestación (caídas, golpes, sustos).
Partes muy largos o partes demasiado cortas.
Traumatismos perinatales (antes, durante o después del nacimiento).
Instrumentalización o medicalización del parto.
Partes por cesárea.
Bebés prematuros.
Dificultades en la lactancia. Bebés que sólo maman de un pecho, o que no se cogen bien, o que aprietan demasiado el pezón, etc.
Bebés que lloran con frecuencia, intranquilos. O por el contrario, bebés demasiado tranquilos, apáticos.
Regurgitación reflujo excesivo.
Plagiocefaleas, deformidades craneales, solapamiento de suturas. Cólicos.
Tortícolis.
Dificultad para digerir.
Disquecia.
Estreñimiento.
Estrabismo.
Displasia de cadera.
Pies equinos, varos.
Escoliosis.
Problemas oclusales.
Dificultad para dormir.
Traumatismos, caídas, torpeza.
Etc.
“Colocar la mano sobre otra persona, implica dejarse atravesar por un encuentro que nos modifica” Catherine Dolto”