Estudié psicología porque me interesan las personas y la gestión de los diferentes procesos que vivimos, pero encontré en el Shiatsu una manera de trabajar teniendo en cuenta también el cuerpo.

Introducir movimiento y contacto me abre, como terapeuta, un montón de posibilidades para atender las necesidades de las personas, y creo que la mirada holística que aporta la Medicina Tradicional China (base teórica del Shiatsu) es apasionante, y seguramente muy necesaria en un mundo cada vez más especializado o fragmentado.

“No se puede tocar sin ser tocado”, y por tanto, para mí hacer masajes implica un crecimiento constante.